Ayer a las 3 de la mañana sonó el móvil de Charlie. Sonaba como tono Agur Mikel Aingeru. "¿¡Pero otra vez...!?", pensó. Giró un poco la cabeza y, con el rabillo del ojo que tenía abierto, miró el aparatejo iluminándose en su mesilla de noche y, seguidamente, analizó la hora marcada en el despertador para cerciorarse de que todavía no tenía que ir a clase. Volvió a mirar el teléfono, se incorporó sobre sí misma en la cama, apretó en botón verde con el símbolo del teléfono y dijo "¿Qué horas son estas de llamar, Dios?, yo pensaba que "El Cielo" estaba en la zona horaria del meridiano 0...".