Sex in the City

Charlie ha vuelto a la Ciudad de las Olas, a Cualquier Otra Parte, a donde se acaba el mar, a casa.
Y tiene todo un verano por delante para seguir descubriendo a la gente que cambió su vida.

So hard to stay. Too hard to leave it.

Look at this photograph, everytime I do it makes me laugh.



How did our eyes get so red and what the hell is on Meri's head?



And this is where we grew up I think the present owners are fixing it up



We used to listen to the radio and sing along with every song we know



We said someday we'd find out how it feels to sing to more than just the steering wheel



I miss that town


I miss the faces


You can't erase. You can't replace it. I miss it now
I can't believe it. So hard to stay. Too hard to leave it.

Moxy Putingues Sexo

Llegaron a mi lado por casualidad, como todas las cosas buenas de la vida, supongo que en algún momento del verano del 2006 o 2007. Siempre han estado ahí, como un par de amigas más. Pero las cosas cambian, y la percepción que tenemos de las personas cambia también. Y una se da cuenta de estas cosas cuando vive a 1300 km, y sabe que está presente en la ocupada vida de Moxy y Putingues.



Nuestra historia tomó este camino una noche de verano, en el 67 de Souto de San Xoan, las tres tiradas en la cama de mis padres, entre secretos, confesiones y pasta de dientes hasta que nos sorprendió el sol, a las 7 de la mañana. Os puedo asegurar que jamás me habría imaginado en esa situación, pero ahora no me puedo imaginar una vida sin vosotras.
Creo que desde ese día no ha habido un momento juntas que no haya valido la pena y, si es cuestión de confesar, confieso que sois unas de las pocas personas que hacen que me emocione al entrar en el aeropuerto del Prat dirección SCQ.



Sabéis que a Charlie no le van las declaraciones de amistad ñoñas y cursis, ella es mas de la triple S (Sexo Sucio Salvaje), como su apodo indica, pero por vosotras sería capaz de cantar "If you wanna be my lover", "Summercat" y "Amigos para siempre" en el balcón del Ilsmo. Ayuntamiento de Ferrol con la Plaza de Armas a rebosar, todo un concierto, vaya... (sabéis que me costaría, pero sería capaz).



Por cada risa
cada confesión
cada canción
cada perreo
cada cotilleo
cada llamada
cada pecado
cada noche de sexo
cada pijama party
cada llanto
cada embarazo psicológico
cada virginidad no comprobada
cada tetomcio
cada pipinchis
cada día de playa
cada día de Montón
cada abrazo de tres
cada foto de despedida
cada achuchón
cada teta de Putingues
cada médico, psicólogo y politólogo
cada caída en una biblioteca
cada tarde de estudio para las PAAU en el MaxiDia
cada HSM1 HSM2 HSM3
cada canción de Miley
cada Sing Star
en definitiva, cada momento juntas.



Y porque esto no acabe nunca. Os quiero y, como siempre, os echo de menos.

Hogareña y estudiantil, o algo así...(A parte de un pequeño tributo)

Charlie tenía un montón de bainas que contar de estas casi dos semanas hogareñas y de estudio en las que ha hecho de todo menos estar en casa y estudiar. Pero ha olvidado la mayoría de las entradas que había esbozado en su mente.
Recuerda que ha salido hasta que el cuerpo aguantó, que dio para mucho. Ha recorrido kilómetros y kilómetros para compensar la falta de conducción. Ha descubierto un Santiago desconocido, y alcohólico... Ha visto y disfrutado de la familia, eso sí, eso siempre. Ha estudiado algo, pero solo como escusa para compartir un ratillo con sus amigos en el Aulario. Pero lo que más ha disfrutado es volver a Caranza, a ese edificio amarillo, al 3ºB, ese que escogió su abuelo, descanse en paz, para ver toda la Bazán.
El caso es que estaba Charlie sentada en esa cocina, mirando la ría (y la Bazán), y mientras escuchaba a su abuela de fondo, como siempre con sus historias contadas con una ilusión y una labia que nada tienen que admirar a Dickens.
Y, mientras ella seguía con la historia del Martín Pescador de mi primo Xao y los gitanos, yo recordaba mentalmente todas las anécdotas que me había contado durante mi vida. No es que la vea mucho y, con 26 primos es difícil captar su atención. Así que cada momento a su lado es digno de aprovechar y si ,encima, es en forma de historieta divertida soy la primera en sentarme a lo indio a los pies de su sillón, aún a mis 19 años, y en aplaudir de la emoción con los ojos brillantes. Cualquier historia es buena, desde la de "La mujer de bolsillo" (mi favorita) hasta la de "El taco de la piscina a los 80" (también mi favorita), todas merecen la pena, y todas hacen que mis ojos brillen de una forma especial (y todas son mis favoritas).

Os adora, Charlie Eco Sierra ya desde la pronto soleada y aplicada Barcelona.