En Cualquier Otra Parte

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martes, 6 de abril de 2010

Empieza a oler a...

Hoy tocaba una deprimente entrada sobre las despedidas, las distancias y todas estas bainas. Pero ha sido un día demasiado especial como para terminarlo amargando al personal, así que os alegraré explicandoos lo grande de este día.
Me he despertado a las 10 de la mañana con el que debería ser molesto ruído de mi hermana al prepararse para ir a Coru, no ha sido desagradable en absoluto, me atrevería a decir que lo echaba de menos, que LA echaba de menos.
Después de remolonear un rato en la cama me he levantado, he mirado por la ventana y he notado como el sol me cegaba, ¡QUE GUSTAZO!. Acto seguido me he dado un baño (SI SEÑORES, COMO OYEN, HE TIRADO LA CASA POR LA VENTANA Y COMO ME SOBRA EL TIEMPO Y EL AGUA ME HE DADO UN LARGO BAÑO). Después de vestirme he bajado a saludar a mi padre, que se encontraba "lavando" la repisa de su nueva cocina (y entrecomillo lavando porque se ha puesto a ello cuando yo he entrado, antes simplemente admiraba lo mucho que entraba la luz en la habitación a consecuencia del blanco de la encimera). Me he despedido de él, he achuchado un rato a mi perro y me he drigido silvando hacia mi coche amarillo pollo. He ido a buscar a Javier, que me esperaba con sus gafas de sol pero sin su camiseta nueva de I (L) NY, hemos ido a aparcar y he encntrado un sitio tamaño camión delante de O Cabazo, impensable.
Hemos subido al número 51-53 de a calle de la Tierra y hemos vuelto a por unas bravas.
Una gran comida familiar y de nuevo hacia el 51-53 de la calle de la Tierra.
Después de un paseo en coche no hay nada mejor que llegar a Valdovo, a la casa Escrigas y ver como a Maruxa se la compara con un híbrido entrela amiga cancerígena de Cabano y una gamba. Sol, playa, fotos, olas, risas...¿qué más se puede pedir?. Pues hay más. Charlie, que es una pesimista, pensaba que llegaría a Amboage y se encontraría a los de siempre. Pero cuando el Volvito giró la esquina de Marina dos figuras tan conocidas como queridas se asomaron al murito, y cuando el Volvo se subió a la acera De Ramos no tuvo una mejor idea que meterse en él por la ventanilla. Claxón, besos, risa y más claxóns...el paripé del saludo y vamos con MiniSexo a echar un futbolín Barça-Madrid.
El día terminó con varias despedidas y con una cena de tres en McDonald's.
Cabe remarcar un par de hechos importantes en este día. En la humilde opinión de Charlie no hay nada mejor que mirar el reloj, ver que son las nueve de la noche y seguir sintiendo el calorcito del sol en la cara, y, que en su camino hacia Escrigalandia, el olor familiar hizo a Manei y a Charlie suspirar y sonreir.
Ya huele a verano en cualquier otra parte de la Ciudad de las Olas